14 de noviembre de 2008

Cuándo y cómo empezó todo...



Hace cuatro años una amiga, loba madura y maestra, me animó a asistir a un taller que impartía en una barriada de mi pueblo, La Línea de la Concepción, tras terminar su jornada en la escuela. Me inscribí junto con un grupo de mujeres de distinta procedencia y la experiencia dio mucho de sí. Recuerdo ese primer día de curso y esas explicaciones al alcance de todas que tanto nos hicieron reír. Era tan mágico ver un grupo de mujeres tan distintas entre sí pero compartiendo el mismo brillo en la mirada... Un grupo de mujeres intentando ver una peineta flamenca o unos pendientes ocultos en una lámina de acetato... En esas dos horas las preocupaciones de todas nosotras quedaban tras la puerta de aquella sala del Centro Social Junquillos. Sólo había espacio para la creatividad. Sólo el deseo de crear formas nuevas nos daría las alas necesarias para volar libres por esa realidad cotidiana no siempre fácil.
Un mes más tarde no hablábamos de otra cosa que no fuese de ideas, de formas, de materiales nuevos, de porqué no aquí una piedra o una pluma... de ideas llenas de esencia femenina que prometían convertirse en perfume de diosas...